Análisis de Homefront: The Revolution

Homefront: The RevolutionHomefront: The Revolution es la secuela de Homefront, un juego que nos situaba en unos Estados Unidos invadidos por Corea del Norte. En esa primera entrega el objetivo era sobrevivir, y en esta llega el momento de ir un paso más allá y liberar a la nación del yugo norcoreano.

El desarrollo de esta secuela ha sido, cuanto menos, accidentado, de hecho ha pasado por varios estudios que desaparecieron, varias manos lo han cambiado y lo que nos llega es un título bélico de mundo abierto con buenos aciertos pero numerosos errores que dan la impresión de que había muchas buenas ideas pero algo pasó en la ejecución que acabaron lastrando el resultado global.

Nosotros encarnamos a Ethan Brady, un rebelde de la revolución que debe lograr que el levantamiento siga adelante ya que éste ha perdido, por detención, a su líder. La situación es muy delicada no solo por este problema sino porque los norcoreanos mantienen a la población bajo una tiranía muy violenta.

Homefront: The Revolution

Nuestra misión es ir conquistando zonas en manos del enemigo para que la resistencia abarque más terreno a la para que vamos convenciendo, mediante distintos actos, a la población de que la rebelión es buena para ellos.

Dado que somos una guerrilla luchando contra un ejército infinitamente más avanzado y equipado, nuestras tácticas son, principalmente, las del sigilo y las emboscadas. Los norcoreanos poseen armas que solo funcionan en sus manos, por lo que no podremos hacer uso de ellas, aunque sí de su munición, y he ahí uno de los pilares del juego: nuestro armamento es tan original como lógico y se compone de sencillas armas como pistolas que, debidamente modificadas con distintas piezas, podemos convertirlas en otras muy superiores. Tanto las armas como esas piezas las compramos con el dinero que logramos superando misiones y robándolo a los soldados enemigos muertos.

Homefront: The Revolution

La verdad es que la trama no da mucho más de sí: independizar (otra vez) los EE.UU. y que Ethan pase de ser un don nadie a cabeza visible, aunque esto es más un hecho colateral consecuencia de nuestros logros.

El mundo abierto ayuda a sentir libertad ya que siempre podemos ejecutar misiones principales o dedicarnos a las secundarias y a explorar y encontrar útiles y utensilios que nos ayudarán en lo que hagamos después. Las misiones secundarias también ayudan a tener las cosas en cierta medida más fáciles.

Homefront: The Revolution

En todo caso hay que tener en cuenta algo muy importante: no tenemos chalecos antibalas ni protección añadida, por lo que en apenas dos o tres disparos estaremos muertos. Hay que cuidarse mucho de los enfrentamientos directos contra los norcos ya que podemos caer en combate con relativa facilidad. Para recuperar vida podemos usar botiquines que encontremos o compremos, y aquí viene otra llamada de atención: cuando se nos acaben no podremos llevar a cabo acciones rápidas para tener más vida (como por ejemplo en Far Cry, donde hay una animación para representar una curación básica), tendremos que esperar a que se recupere sola, y el proceso es exageradamente lento.

La mejor forma de conservar vida y munición es optar siempre que se pueda por el sigilo. Acabar con los norcos en silencio es relativamente fácil: nos acercamos por detrás o por un lado y, cuando veamos el indicador oportuno, presionamos un botón para acuchillarles. Es lo más recomendable ya que la munición escasea, aunque no siempre podremos ya que los hay con escudos muy potentes.

Homefront: The Revolution

Para gestionar las misiones, saber qué zonas son nuestras, elegir primarias o secundarias y leer las indicaciones de los superiores tenemos un móvil al que accedemos con un botón. Es bueno familiarizarse con él para sacarle buen provecho.

El movimiento entre zonas está bastante optimizado gracias a la existencia de motos (transporte lógico dado que la cantidad de escombros complicaría a un coche) con las que desplazarnos rápidamente.

Y todo esto queda excelentemente sobre el papel, el problema son los numerosos fallos que lastran la experiencia: para empezar tenemos un problema de lógica y coherencia: no es muy normal que haya reductos de la resistencia a escasos metros de un control de los norcos altamente fortificado y no pase gran cosa.

Homefront: The Revolution

Sin embargo nada comparado con la IA, entre inexistente y negativa. Podemos reclutar enemigos, pero al final nos damos cuenta de que su comportamiento es tan absurdo que casi es mejor ir solo. Lo más normal es que muchas veces no nos sigan, y si lo hacen y por el camino hay enemigos, les dispararán donde no estén o hacia ellos pero fallando cada tiro. Los norcos por su parte muestran unos comportamientos, cuanto menos, extraños. A veces nos verán desde lugares imposibles, y otras aunque estemos a medio metro, harán como si nada.

Por otra parte, la tasa de imágenes por segundo echa por tierra cualquier intento de puntería que deseemos, ya que estar por debajo de los 20fps no ayuda. Es verdad que hay efectos de iluminación trabajados y ciclos de día y noche, pero son dos cosas positivas en un mar de negativas por un apartado técnico lastrado.

Homefront: The Revolution

A esto hay que sumar los graves problemas de exactitud a la hora de ir a diferentes alturas porque no podremos subirnos a nada a menos que estemos en el punto exacto. Un acto tan sencillo como correr, saltar y llegar a la siguiente plataforma puede ser una odisea que acabe con nosotros en el piso de debajo o de cara a una pared.

Por desgracia ni el manejo de las motos se salva: estaremos más tiempo corrigiendo la dirección y dando marcha atrás que otra cosa.

Volviendo al apartado técnico, otro hueso son los modelados de los entornos y los personajes, la mayoría propios de la pasada generación a excepción de los personajes principales que más o menos cumplen. Por último, hay constancia absoluta de tirones y bloqueos, quedándose el juego congelado en los peores momentos como intentos tiroteos o manejando motos para misiones principales.

Eso sí, hay que agradecer que llega casi totalmente en castellano. ¿Por qué casi totalmente? Porque, misteriosamente, hay frases que se han colado en inglés. Al menos las interpretaciones son buenas.

CONCLUSIÓN

Decir que Homefront: The Revolution es malo sería falso, porque no lo es. La idea es buena, engancha y las misiones secundarias pican mucho para superar una y otra más. El problema es que requiere mucha paciencia por el apartado técnico y jugable. Los fans de los mundos abiertos pueden encontrar aquí un título interesante, sin embargo si se busca algo pulido de verdad, tal vez sea mejor esperar a la tercera entrega.

Puedes escuchar nuestro análisis en el programa 6×12 a partir del minuto 36:25:

DATOS

Género: acción en mundo abierto.
Plataformas: PS4, Xbox One, PC.
Versión analizada: PS4.
Desarrolladora: Crytek Studios.
Distribuidora: Koch Media.
Idioma: totalmente en castellano.
PEGI: 18.
Contenidos: violencia, lenguaje malsonante.
Precio: PS4, Xbox One: 64,95 €; PC: 54,95 €. Goliath Edition: PS4, Xbox One: 159,95 €; PC: 149,95 €.
Web oficial: https://www.homefront-game.com/age/