Análisis de Dragon’s Dogma

Dragon’s Dogma es un juego realmente destacable ya que es el primer intento de Capcom de realizar un título de RPG y mundo abierto pero desarrollado íntegramente en occidente.

Dragon’s Dogma no es un juego para gente a la que le guste que le lleven de la mano con una guía y ayudas. Aquí de hecho la narrativa es confusa y el modo de juego bastante directo. Una muestra de ello es que el inicio consiste en que manejamos a un héroe en lo que parece ser su epopeya más grande: el enfrentamiento contra una criatura mezcla de león, serpiente y más animales. Durante el avance de esta mini misión el tutorial nos irá explicando los controles básicos.

Terminada esta parte pasamos al editor de personajes, realmente completo, donde daremos forma a nuestro protagonista. Y ya, finalmente, a la historia en sí, bastante sencilla: un dragón atemoriza a nuestro pueblo y nuestro personaje (creado por nosotros en un editor muy completo) se enfrenta a él. En esa batalla el dragón acaba robándonos el corazón y de una manera misteriosa sobrevivimos. Cada vez que el protagonista se lleva la mano al pecho hacia la cicatriz que le ha dejado el dragón, escucha una voz que le dice que si se quiere enfrentar a la criatura, deberá armarse como Dios manda.

Como en todo juego de rol y mundo abierto que se precie, nuestro viaje será larguísimo y, tras elegir el tipo de personaje que queremos ser, nos va a llevar por multitud de sitios, nos va a hacer conocer a muchos personajes, cumplir decenas de misiones importantes y secundarias, enfrentarnos a bestias tremendas que tienen su modus operandi, sus puntos débiles y hay que atacarlas con una estrategia bien definida. El objetivo es subir de nivel y ser cada vez más fuertes para poder enfrentarnos al final con el dragón.

El control para los combates es en tiempo real y permite usar bastantes movimientos: ataque flojo, fuerte, defensa, contraataque y un largo etcétera. Responde bien en general aunque la cámara nos va a jugar bastantes malas pasadas, sobre todo en lo que a escalar enemigos (cual Shadow of the Colossus) se refiere.

Otro aspecto importante es la recolección de objetos para usarlos de muy distintas formas: reparación de otros estropeados, darlos a otros personajes, comerciar con ellos, etc.; al final, como en todo juego de rol, es importante saber qué llevamos, para qué lo queremos y, en su defecto, a dónde o a quién debemos entregarlos.

Los diferentes personajes que encontraremos por todo el juego nos irán dando información de la partida o nos pedirán que les hagamos favores. Éstos constituyen las misiones, y hay primarias y secundarias, aunque está en nuestro poder decidir cuáles cumpliremos primero. Hacerlo nos reportará beneficios que podremos invertir en nuestro personaje, cuyo rol habremos elegido al principio y deberemos desarrollar al máximo, aunque unos compases más avanzados podremos cambiar.

El apartado online está ahí pero es demasiado limitado: solo sirve para disfrutar de las creaciones de otros jugadores, y es momento de hablar de los peones: entes que nos ayudan en nuestra misión y nos acompañan siempre. Llevaremos hasta tres, y uno nos lo regala el juego. Los otros dos los iremos consiguiendo conforme avance el juego bien con el online: compartiendo y comprando los peones de otros jugadores.

Esta opción es muy buena ya que si seleccionamos a un peón de un amigo y ese peón ha visto mucho mundo, cuando vayamos a zonas que nosotros no conozcamos pero ellos sí, nos advertirán de los peligros que han encontrado ellos, lo cual ayuda mucho. De igual forma los que nosotros creemos y luego compartamos con amigos nuestros, les advertirán a ellos de lo que han encontrado.

Como decíamos antes esto es un juego de mundo abierto, y éste es gigantesco, lo cual nos lleva a un punto débil: para recorrerlo solo hay una opción: andando o corriendo (con el cansancio del personaje incluido).

Si hablamos del apartado técnico, parece que Capcom se ha centrado demasiado en desarrollar un mundo enorme y no en sus detalles ya que gráficamente este juego está muy por detrás de la actual generación. La distancia de dibujado es escasa, tiene miles de fallos visuales como que de repente aparezcan y desaparezcan personajes y objetos que están cerca, texturas de bajísima calidad y animaciones para personajes absolutamente mecánicas.

El doblaje es en inglés con acento británico y se entiende bien, pero las interpretaciones no tienen demasiada calidad y cuando hay varios personajes en pantalla los diálogos se mezclan y no se entienden apenas. Si sumamos que sus traducciones aparecen subtituladas pero todas a la vez, es aún más lioso.

La música es correcta y tiene algunas melodías épicas, pero no destaca nunca.

Dragon’s Dogma tiene virtudes, es imposible negarlo (un mundo abierto lleno de posibilidades, un modo de juego rápido y eficiente y los peones, que añaden una ayuda genial), pero se nota que es el primero desarrollado en occidente, y en este terreno los japoneses llevan años y años de ventaja. Ha sido un buen intento y a los amantes del rol y la aventura verán en él una gran apuesta, pero sus fallos técnicos, la ausencia de un modo multijugador online así como la falta de indicaciones para saber cómo cumplir misiones lo lastran mucho. Es, en todo caso, una gran apuesta de Capcom que merece un voto de confianza.

Podéis escuchar el análisis completo en este reproductor: Ir a descargar

Datos:

Desarrolladora: Capcom.
Distribuidora: Koch Media.
Plataformas: PlayStation 3 y Xbox 360.
Plataforma analizada: PlayStation 3.
Género: Rol y RPG, mundo abierto.
Idioma: textos y manual en castellano, voces en inglés.
Precio: 59,99 euros.
PEGI: 18+ (violencia).
Web oficial: http://www.dragonsdogma.com/