Impresiones de las gafas Oculus Rift

Enri, a punto de ponerse las Oculus Rift

Enri, a punto de ponerse las Oculus Rift

Gracias a la invitación de U-Tad, el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital, y Madrid International Lab, centro de referencia del Ayuntamiento de Madrid en materia de innovación e internacionalización, pudimos tener en nuestras manos las famosas gafas de Realidad Virtual Oculus Rift.

Menú que se podía ver con las gafas

Menú que se podía ver con las gafas

Lo primero que probamos fue la Olorama Technology, una cabina de “teletransporte” de inMediaStudio. En ella podíamos seleccionar cinco vídeos de demostración grabados en 360º.

Se seleccionaban poniendo las manos encima (en las gafas se veía una recreación digital de nuestras manos y el movimiento y velocidad era perfecto) y, tras una pequeña transición al más puro estilo Portal, podíamos ver el vídeo.

Enri, probando las Oculus Rift

Enri, probando las Oculus Rift

Los cinco eran: un rato de esquí, un pueblo en ruinas, un buffet, un apartamento en una idílica isla y la azotea del Hospital La Paz, donde hay un pequeño patio de recreo para niños.

A pesar de que las demos no eran interactivas (salvo por el movimiento de la cabeza para poder verlos en 360º) pudimos ver que el refresco de imagen y la calidad de la misma son muy adecuadas, las gafas se ajustad perfectamente a la cabeza y no resultan incómodas para personas con gafas. El sonido por cascos resultaba de buena calidad y cómodo.

A la derecha, la pantalla en la que se veía lo que Enri veía por las Oculus Rift

A la derecha, la pantalla en la que se veía lo que Enri veía por las Oculus Rift

La cabina además ofrecía una grata experiencia añadida al tener conducto de aire y posibilidad de ofrecer olores, los cuales complementaban las imágenes y hacernos sentir más dentro de la experiencia.

La experiencia fue muy positiva, aunque como punto negativo hay que destacar que el cable de las gafas era muy corto y te hacía sentir que si te girabas demasiado, podías acabar quitándotelas accidentalmente.

En cuanto a su aplicación en videojuegos, pudimos probar ‘Intruders: Hide and Seek’, un proyecto universitario de Realidad Virtual hecho por Tessera Studios destinado a publicarse en PlayStation VR y que fue semifinalista de los Premios PlayStaton 2016. En él nos poníamos en la piel de un niño pequeño que empieza a jugar con su madre al escondite, nos metíamos en un armario y acto seguido unos ladrones entraban en la casa y secuestraban a la madre. Nuestra misión era pasar inadvertidos ante los asaltantes y ayudar a nuestra hermana pequeña, que estaba en otro cuarto, administrándole un respirador ya que padecía asma.

Aunque la demo era muy breve se podía apreciar la calidad gráfica: sin llegar a un nivel de detalle de proyectos triple A, era muy aceptable y con detalles de iluminación muy aceptables. El control era extremadamente sencillo y era con un mando de estilo videoconsola. Eso sí, no se podía mirar arriba/abajo y si nos acercábamos mucho a algunas paredes, podíamos llegar a atravesarlas y la imagen se perdía. Con los debidos parches y actualizaciones para el movimiento puede ser una apuesta muy interesante.