Análisis: Catherine

El equipo responsable de la saga Persona da un giro inesperado a su habitual trabajo y nos ofrece un título que, si bien es difícil de catalogar, retiene parte de los elementos de su famosa obra. Catherine es una de las grandes revelaciones del año, un tremendo éxito de crítica y público, y el juego con planteamientos más maduros que se ha visto en mucho tiempo. Un cuento oscuro entre el amor y el terror para los que busquen algo diferente.

 

¿DE QUÉ VA ESTO?

La trama gira en torno a Vincent Brooks. Este programador de 32 años se dedica a pasar su vida sin complicaciones, incluso en lo referente a su noviazgo con Katherine, de su misma edad pero mucho más ambiciosa y exitosa. Un buen día, ella le pide llevar su relación un paso más allá y él se agobia. Si la cosa está bien como está, ¿para qué tocarla?

De noche en su habitual tertulia de colegas en el bar Stray Sheep («Oveja Descarriada», esclarecedora metáfora), saca el tema pero ninguna respuesta parece aliviarle así que se da a la bebida. Sin mucha noción de cómo, acaba conociendo a Catherine, un bombón de 22 años que se lo acaba camelando con su sensualidad. Y ahí empieza el follón.

Vincent no puede resistirse al encanto de Catherine, pero tampoco quiere perder a Katherine por el camino así que empieza a cultivar una doble relación. Si esto ya es de por sí suficiente motivo para enloquecer, además empieza a sufrir los efectos de una leyenda urbana. Según ésta, los hombres que engañan a sus parejas sufren horribles pesadillas de las que no pueden huir y en las que, si mueren, mueren también en la realidad. De este modo, la vida de Brooks se complica sobremanera y pasa los días temiendo que llegue la hora de dormir por si fuera la última. Él se lo ha buscado.

 

EL SISTEMA DE JUEGO

El grueso sucede durante sus pesadillas: Vincent visita extrañas construcciones junto a hombres-carnero estando él mismo ataviado con cornamenta. Aquí el juego funciona como un puzzle en el que hay que mover cubos para llegar a la cima de una especie de montaña. Esta montaña, una simbología más, consta de áreas y cada una se divide en 3 actos, siendo el último el más intenso porque hay más obstáculos y un siniestro jefe que te persigue y que tiene que ver con el desarrollo de la trama.

Los puzzles tienen una elevada dificultad no solo por la capacidad resolutiva que demandan sino por la adaptabilidad que se necesita para hacerlo en el tiempo debido y sobreviviendo a las diversas trampas y enemigos que hay por el camino. Ya en el nivel normal el reto roza lo sadomasoquista y más ya es para verdaderos cracks, así que nada de desesperarse: para eso están las guías y no serás la primera persona en usarlas. De hecho, la dificultad se rebajó desde que los usuarios japoneses lo demandaron, pero sigue sin ser precisamente un paseo.

En los intervalos entre niveles también hay cosas que hacer. La primera es ayudar a otras ovejas con su tarea, algo que es opcional pero recomendable, y la segunda es la más relevante: se trata de responder a diversas cuestiones en un confesionario. Ambas cosas, al igual que otras elecciones del juego, afectan a la barra de juicio del personaje postiva o negativamente, lo que al final se traduce en el tipo de desenlace que tendrá la historia.

Y hasta aquí lo que sucede de noche en la vida de Vincent. Durante el día tenemos otros cometidos. Uno es socializar con la gente y atender las llamadas y mensajes de las chicas, lo que afecta nuevamente a la barra de juicio; el otro es jugar a una recreativa llamada Rapunzel, algo aparentemente superficial que resulta no serlo. Bajo su sorprendente parecido en mecánica y dificultad con las pesadillas-puzzle se esconde una subtrama que guarda relación con la principal del juego, lo que resalta el nivel de detalle de Atlus y aporta un mayor contexto a todo.

Por si no fuera suficiente, además existe un modo extra denominado «Babel» para el que iremos desbloqueando niveles con los premios de oro que ganemos en las pesadillas. Este modo se caracteriza porque permite el juego cooperativo local con dos personajes a la vez y porque, si se termina, permite acceder al final oculto del juego. Un estimulante reto que convierte el marrón en un marronazo. Eso sí: más llevadero.

APARTADO AUDIOVISUAL Y TÉCNICO

Para tratarse del primer juego de Atlus en HD, luce muy bien y se mueve fluido en ambas versiones. Además, la transición entre escenas de estilo cel shading y las de anime se difumina dando como resultado un aspecto general cohesionado y vistoso.

El sonido no le anda a la zaga y cuenta con melodías memorables y competentes efectos y voces de doblaje. Sin embargo, es una lástima que entre escenas varíe su volumen, un error que se arrastra de la edición americana ya que se mantiene el doblaje de allí (subtitulado en castellano, eso sí).

En cuanto a opciones online, solo se pueden consultar las respuestas que han dado el resto de jugadores a las preguntas del confesionario, pero resulta interesante y es uno de los atractivos del juego a medida que avanzas en la historia: si los jugadores están siendo honestos al responder, ¿qué tipo de personas hay en este país? Esto es curiosidad sana y no lo de los productos rosas o «del corazón».

 

LO MEJOR

Sobre todo, que la historia es apasionante, atrapa como pocas (sobre todo si rondas la edad del protagonista) y descubres los detalles que quieras de ella porque hay un final oculto que desvela aún más datos (en total son 9 finales). Algo parecido ocurre con la subtrama de Rapunzel. Por duración no será.

El otro factor clave del atractivo son los puzzles: de puro estimulantes que son garantizan el pique, así que vete entrenando la mente.

 

LO PEOR

Lo que más duele es que no se premia la constancia, o al menos no del todo. El final que obtienes se concreta basándose en las últimas respuestas que des y hasta entonces puedes experimentar con la barra de juicio con un cierto margen. A pesar del interesante abanico de posibilidades, es una pena que la historia siempre se desarrolle igual hasta el último tramo hagas lo que hagas porque hubiera sido maravilloso verla evolucionar con tus actos. Si terminas el juego varias veces, lo entenderás.

Capítulo aparte se merece el control en la parte de las pesadillas porque, aparte de que con la cruceta se tiene más precisión que con el analógico, si te mueves por la parte de atrás del escenario el control se invierte y puede hacer que te mates. No es el horror, pero requiere un tiempo adaptarse.

 

CONCLUSIÓN

Es un juego innovador, arriesgado y eminentemente adulto que llega a donde otros jamás lo han hecho pero que todavía podría haber profundizado más en sus propuestas. Sin embargo, hay que reconocer que te mantiene pegado al mando y que consigue que empatices con los personajes hasta tal punto que sientes los giros de la historia. Y mejor no hablar de lo coherentes que resultan sus finales porque conviene verlos todos.

Es una compra obligatoria recomendada sobre todo para hombres de veintipico a treinta y pocos años, aunque cualquier mente inquieta, cualquier aficionado a los puzzles o cualquier fan de Atlus lo disfrutará. Ojalá haga avanzar la industria del videojuego tanto como da pie a interesantes debates.

 

DATOS

  • Plataformas: Xbox 360 y PS3
  • Analizado en: PS3
  • Género: puzzles con algo de aventura
  • Jugadores: uno o dos (en el modo extra)
  • Desarrolla: Atlus
  • Distribuye: Deep Silver
  • Idioma: voces en inglés y textos en español
  • PEGI: 18 por violencia y lenguaje soez, aunque también hay terror y elementos eróticos
  • Precio: 59,90 € la edición normal y 69,95 la edición Stray Sheep, que viene en una caja de pizza del bar e incluye dos posavasos, un poster sexy de Catherine y la camiseta del protagonista.

Analizado mediante una copia física proporcionada por Koch Media