Análisis de Shenmue III

Shenmue III

La saga Shenmue es una de las más reverenciadas de la historia, aunque desde Shenmue II (2001) han pasado muchas cosas: ha habido dos generaciones de consolas, Yu Suzuki dejó SEGA para montar YS Net, y en 2015 anunció el desarrollo de Shenmue III con una exitosa campaña de mecenazgo para financiarlo. Tras un complicado desarrollo, ha llegado por fin el supuesto colofón de la trilogía. ¿Es lo que se esperaba tras tanto tiempo? Sí y no: es la entrega perdida de Dreamcast para bien y para mal.

 

TRAMA

Es una historia de venganza y misterio ambientada en Asia en 1987. Tras recorrer Japón y Hong Kong en las anteriores entregas, el joven Ryo Hazuki, un artista marcial, sigue la pista en un pueblo de China a Lan Di, el asesino de su padre. A lo largo de su viaje también busca descubrir la verdad sobre el Espejo del Fénix, tarea en la que le ayudarán viejos aliados y la joven china Shenhua.

Continúa tal cual desde el final de Shenmue II

El guion mantiene el interés y tiene personajes con los que te encariñas, pero es sumamente lento, está alargado en exceso para lo que cuenta, y para colmo no es el cierre de la trilogía que se suponía, sino que lo deja en alto de cara a una futura entrega. Tras una espera tan larga, es un detalle feo y avaricioso.

 

MECÁNICA

Es tan sumamente respetuoso con su fórmula, que Shenmue III parece un juego de la era Dreamcast en una consola actual. Uno peculiar, además, porque es realista, lento e introspectivo.

Controlamos a Ryo en tercera persona mientras explora escenarios abiertos en 3D en busca de pistas y habla con las gentes del lugar. La investigación puede llegar a ser tan obsesiva que puedes abrir casi todos los cajones de las casas aunque dentro no haya, por lo general, nada relevante más allá de menaje del hogar.

No hay ni mapa interactivo ni brújula: te orientas observando el entorno, que tiene unas dimensiones reducidas para los mundos abiertos actuales, y dependes de la información que conozca cada personaje y de si quiere dártela o no. Cada pista o tarea se apunta en el diario automáticamente y está en función de la hora, porque los personajes cuentan con rutinas propias de día y de noche. Por suerte, como en Shenmue II, se habilita un botón para ir rápidamente a los lugares en que tienes tareas pendientes y así ahorrar tiempo en desplazamientos (aunque el reloj del juego avanza mientras tanto).

También hay que hacer frente a eventos de respuesta rápida y derrotar enemigos en peleas cuerpo a cuerpo para avanzar. La fórmula se redondea con la simulación: necesitas comida y dinero. Ryo consume su vida a lo largo del día con lo que hace, así que te obliga a tener provisiones en el inventario si no quieres irte a dormir antes de lo previsto. Y en cuanto al dinero, lo necesitas no solo para comprar objetos de diversa índole, sino sobre todo para avanzar en la trama. Esto te obliga a tener que trabajar a base de minijuegos para sobrevivir, todos sencillos en su planteamiento y en sus controles (suele bastar con un solo botón) aunque exigentes en cuanto a reflejos.

La tala: uno de los minijuegos más desafiantes

La interfaz en general también es sencilla: cuentas con inventario, reloj, diario y opciones, y es fácil entenderlos y navegar por ellos. Las acciones de Ryo dependen del contexto, aunque suelen estar enmarcadas en alguno de los cuatro botones frontales por su categoría (hablar, mirar, usar, etc.).

Coleccionar gachapones es uno de los pasatiempos habituales en la saga

Como cada lugar tiene sus propias rutinas y el tiempo nunca se para, al cabo de un día lo más probable es que te haya dado tiempo a hacer pocas cosas. Lo normal será que necesites varias jornadas para cumplir con un encargo importante que avance la trama, así que hay que armarse de paciencia ya que Ryo es incapaz de hacer nada más una vez que dan las 9 de la noche. Invertir dos horas reales en Shenmue pueden suponer un avance nimio.

 

NOVEDADES

Dejando de lado el apartado audiovisual, hay retoques en la cámara (que es más fluida, sigue mejor la acción y la puedes rotar con el stick derecho), en las secuencias intermedias (pudiendo saltarse las que son siempre iguales como el descalzarse ante el tatami), y en el control de Ryo. Ahora se mueve con más naturalidad y libertad, y también resulta más cómodo en las peleas.

Aquí cuenta con menos golpes, aunque los combates dependen de varios factores: las esquivas, los bloqueos (que hacen menos daño, pero igualmente restan vida), la posición desde la que se ataca, el ritmo con el que se pulse -si quieres encadenar movimientos-, y de cómo dosifiques tus habilidades especiales –que tienen que recargarse-. No es como el Virtua Fighter en el que originalmente se basó la saga, pero no conviene descuidarlo y, por tanto, toca entrenar de vez en cuando.

Hay que apurar cada día antes de que caiga la noche

Una ausencia notable son las recreativas de SEGA. Al desvincularse de Shenmue, ya no conceden licencias retro y se las guardan para su saga Yakuza, así que, de repente, Ryo ya no puede jugar a clásicos segueros de los 80. En su lugar dispone, en su mayoría, de recreativas mecánicas como la de machacar topos con un mazo.

 

DIFICULTAD Y DURACIÓN

Invirtiendo el tiempo necesario en cada tarea (como entrenar, por ejemplo), Shenmue III se lo puede pasar cualquiera porque no exige más que eso: tiempo. Concretamente, unas 25 horas, aunque la cifra puede doblarse fácilmente si lo explotas sus tareas secundarias.

 

ARTE Y TECNOLOGÍA

En términos visuales es un juego resultón pese a ser irregular. En general, tanto modelados como texturas y luces tienen un buen nivel, sobre todo en los paisajes naturales, pero peca en los rostros de los personajes, que no siempre son creíbles y se mantienen fieles a los diseños de 2001 para no desentonar.

El salto al Unreal Engine 4 ha hecho que sea la entrega de Shenmue más avanzada hasta la fecha, pero eso no la hace comparable a los títulos más punteros debido a su falta de medios y de presupuesto (se nota la ausencia de SEGA). Donde más se nota es en la fluidez, ya que funciona con una tasa variable de frames entre 30 y 60 y por eso simula tirones constantemente. En PS4 Pro se mueve más rápido y con mayor nitidez que en PS4 normal, así que se notan todavía más los saltos.

Esta vista del pueblo impresiona nada más comenzar

Afortunadamente, la parte sonora es más consistente. Hay una buena mezcla multicanal y unas músicas y efectos de calidad. Hereda, eso sí, la cuestión de las anteriores entregas con las voces: el doblaje japonés es bastante más natural que el americano, que en ocasiones parece desganado o directamente mal interpretado. En cualquier caso, es subsanable al poder escoger.

 

PEGAS

Desgraciadamente hay montones de cosas mejorables en Shenmue III, unas por falta de medios y otras por culpa de una fórmula anticuada:

  1. En los rostros hay un amplio abanico de calidades, desde lo más realista hasta lo más caricaturesco, que no se entiende.
  2. Cargas constantes entre escenas intermedias y partes de juego. Es incapaz de hacer transiciones suaves aunque lo intenta.
  3. Las escenas intermedias tiene una planificación pobre: saltan de plano constantemente sin aportar nada con los encuadres y encima funden a negro entre cada plano. Desfasado es poco decir, y encima sobrecalientan la consola haciendo que los ventiladores se pongan al máximo.
  4. Animaciones poco naturales, desfasadas e incluso escasa sincronización labial.
  5. Los diálogos y reacciones de los personajes, especialmente los secundarios, resultan raras y hasta cómicas. Es como si la mayoría estuviesen tarados.
  6. Paredes invisibles no justificadas. Se podía hacer mejor bloqueando el paso con algo hasta que la trama lo permitiera.
  7. La obligación de mirar algo para encararlo y después poder cogerlo resulta tediosa y antediluviana. Hoy en día muchos juegos permiten coger objetos sin tener que estarlos mirando y con solo una pulsación.
  8. El menú principal parece una presentación de Powerpoint de los 90, y de las feas, con su tipografía Impact con reborde de colores. Es posible hacer un menú sencillo y moderno.
  9. La película-resumen, aunque cumple bastante bien con su cometido, se ve en una pequeña ventana enmarcada. Se podría haber ampliado la imagen de alguna forma y no ser tan cutre.

 

CONCLUSIÓN

Shenmue III no es un título para todos los públicos: es lento, excesivamente realista en aspectos que llegan a desquiciar (según los cánones actuales al menos), y, sobre todo, está hecho para quienes gozaron de las entregas de Dreamcast. A estos fans se dirige esta entrega que no desentona con la fórmula de entonces pese a sus mejoras técnicas. No es la superproducción que se podía esperar ya que no es comparable con los medios que antaño desplegó SEGA, pero se mantiene fiel a su esencia, que es única, y avanza una trama que llevaba años parada. Una futura cuarta entrega debería ser más contemporánea y zanjar definitivamente esta historia.

Si te gustan los juegos dirigidos por su trama, las experiencias pausadas, o quieres conocer la saga Shenmue, puede ser para ti. Si ya eres fan, es un imprescindible pese a todos sus aspectos mejorables. Personalmente, recomiendo antes la saga Yakuza, que es mucho más actual en todos los sentidos y lleva años evolucionando esta fórmula.

 

DATOS

  • Plataformas: PC (vía Epic Store), PS4
  • Analizado en: PS4 Pro
  • Género: aventura con toques de acción y RPG
  • Jugadores: 1
  • Desarrolla: YS Net
  • Distribuye: Deep Silver
  • Idioma: voces en inglés o japonés, textos en español
  • Edad recomendada: PEGI 16 por violencia, y añado por incitación a los juegos de azar (que en las anteriores entregas lo mencionaban) y consumo de alcohol y tabaco
  • Precio: 59,95 € en físico (se puede encontrar más barato), y 59,99 en digital. La edición física Day One (que cuesta lo mismo) incluye una caja metálica chula y un código con ventajas para el juego. Hay además una edición para Coleccionistas más cara que incluye varios extras físicos.

Analizado con una copia física proporcionada por Koch Media