Análisis de Pikuniku (ピクニック)

Pikuniku

Ni todo tienen que ser juegos de gran presupuesto y aspecto realista, ni tampoco conviene limitarse a propuestas que se tomen demasiado en serio. De vez en cuando, es sano consumir algún juego sin grandes aspiraciones, y precisamente eso es lo que propone Pikuniku.

 

TRAMA

En un colorido mundo fantástico y alegre, despiertas de tu letargo en una cueva como Piku, una especie de alubia roja con ojos y piernas (para los conocidos, “un puyo con patas”). Al salir, te encuentras con que los aldeanos huyen de ti porque dicen que eres la legendaria bestia encerrada en la montaña y te toca demostrarles que eres amigable.

A base de ayudar a la gente, acabas involucrado en una revolución para liberar las tierras del dominio de Mr. Sunshine, un empresario que está arrasando los bienes naturales a cambio de dinero para los habitantes.

La trama en realidad es lo de menos. Se destapa la simpática distopía que se oculta bajo la aparente felicidad de cada zona y ya está: no profundiza en los temas, no elabora apenas sus personajes, y ni siquiera resuelve las dudas que plantea.

El propio desenlace deja claro que los autores buscan diversión sin ambiciones, y eso es perfectamente lícito. La pena es que parecía que iba a haber algo más. Lo mejor del guion, sin duda, son las situaciones y los diálogos.

 

SISTEMA DE JUEGO

Su funcionamiento es el de un plataformas 2D en vista lateral. Como Piku, debes ayudar a distintos personajes con sus problemas para ir avanzando (eres un “chico de los recados”) por distintos niveles interconectados. Para ello puedes rodar hecho una bola, saltar, agarrarte a cuerdas, e interactuar con el mundo de dos formas: hablando o dando patadas. Los diálogos son breves y puedes escoger tu respuesta, aunque no hay demasiadas líneas de texto por cada personaje. Lo mejor es que los NPC/PNJ reaccionan a tus interacciones con gracia, como es el caso de las patadas. De hecho, como no tienes brazos, la patada es tu principal acción, sea para lanzar objetos, romperlos, o fastidiar en general.

Piku además cuenta con un pequeño inventario en el que almacena disfraces por un lado y objetos por otro, y en cualquier momento puedes usarlos, aunque no tengan sentido. Algunos los consigues mientras avanzas, pero otros necesitas comprarlos. Ahí entran en juego las monedas que Mr. Sunshine deja por los escenarios para sobornar a la gente: conviene recogerlas para adquirir productos en las tiendas. Unos son esenciales para avanzar, aunque la mayoría están ahí para que te diviertas viendo cómo reacciona la gente.

El avance es no-lineal, porque tienes que volver a zonas ya superadas, y sigue esta estructura: exploración libre por plataformas a diversas alturas, resolución de puzles, algún minijuego ocasional (como el baloncesto a patadas), y finalmente lucha contra el jefe de nivel. Hay también mazmorras con desafíos opcionales más complejos que ponen a prueba tu destreza. Variado y bien diseñado.

 

MULTIJUGADOR

Su modo cooperativo es para dos jugadores y únicamente local. Ofrece 9 niveles exclusivos en los que aprovechar todas las habilidades y las físicas del juego. Un jugador lleva a Piku, “la bestia”, y el otro a Niku, su clon de color naranja (de ahí el título del juego). El avance se soluciona con una pantalla partida según la distancia, como ocurría en los juegos de Dragon Ball Z en los años 90: si los personajes se alejan demasiado, la pantalla se divide diagonalmente para mostrar lo que ve cada cual.

No lo he jugado, pero lo que he visto parece muy divertido: aunque se pierde el inventario, se gana en habilidades como conducir vehículos o moverse estando atados. Ponerse de acuerdo debe de ser la risa.

 

DIFICULTAD

Con la excepción de las mazmorras opcionales, no. Cualquier jugador habitual puede terminarlo porque ni los puzles, ni las plataformas, ni las partes de acción son demasiado complicadas. Quizás para un niño o un novato sí suponga un mayor desafío.

 

DURACIÓN

La campaña da para unas tres horas, aunque se puede alargar otra más si te dedicas a descubrir secretos, conseguir todos los accesorios para la bestia, y ver los efectos del final en cada escenario. Para lo que cuenta, es apropiado. El multijugador no sé evaluar lo que da de sí.

 

ARTE Y TECNOLOGÍA

No es el juego más avanzado del momento ni lo pretende. Pikuniku imita la estética infantil de LocoRoco, de Sony, ese juego de PSP sobre seres redondos con ojos. Aquí pasa igual: todo es adorable, con diseños geométricas sencillos, y colores planos y vivos. Aunque el mundo parece hecho con imágenes 2D, realmente son diseños poligonales bajo el motor Unity. Una estética minimalista que, aunque ya está vista, le da personalidad. En cuanto al rendimiento, el juego va fluido y llega a 1080p a 60 fps en Switch. No es un gran logro, sobre todo por su acabado, pero no es tan común en esta consola.

Sobre el sonido, aunque la mezcla de sonido es estéreo, los efectos cumplen (porque voces no hay: los textos se amenizan con sonidos como en los viejos RPG). Lo mejor es la música electrónica de corte retro, cuyo tema principal tiene distintas variantes en función del escenario. La banda sonora acompaña perfectamente a la acción porque no se limita solo a dichas versiones del tema principal, aunque lo parezca, y suele contribuir al optimismo general.

 

PEGAS

  1. Falta respuesta en el control: haber unas zonas concretas en las que Piku recibe órdenes y otras en las que no. Por ejemplo, puedes pedirle que se enganche desde cierta distancia a una cuerda; pero, si superas esa distancia, no podrá ejecutar esa orden pese a seguir cerca. Aunque no es problema serio, molesta porque pierdes tiempo y hay juegos menos estrictos con las acciones.
  2. El sistema de físicas es caprichoso: se necesitan varios intentos para patear algún objeto y que caiga justo donde necesitas. Empeora al apilarse varios objetos porque el personaje no sabe con cuál ponerse y puede ocurrir cualquier cosa.
  3. Los carteles están sin traducir: si alguien no entiende inglés, se perderá sus mensajes (algunos aportan contexto gracioso).

 

CONCLUSIÓN

Pikuniku es un juego gracioso y con buenas ideas que pretende divertirte y hacerte reír. No da más de sí, pero consigue su propósito, que es lo esencial. Recomendado si necesitas un juego desenfadado que puedas además disfrutar en compañía.

 

DATOS

  • Plataformas: Switch, Windows, Linux y macOS
  • Analizado en: Switch
  • Género: aventura, puzle y plataformas, o “El bicho de las patadas”
  • Jugadores: 1 o 2
  • Desarrolla: el colectivo indie franco-británico Sectordub
  • Distribuye: Devolver Digital
  • Idioma: textos en español
  • Edad recomendada: PEGI 3 por violencia caricaturizada
  • Precio: 12,99 € en la eShop, 10,79 € en Steam

Analizado mediante copia digital comprada en la eShop.