No es habitual que un juego exitoso, aunque sea de un estudio independiente y de estilo retro se base en la cultura española. Esto ya de por sí nos pica la curiosidad, pero si le sumamos un género carismático (metroidvania), una factura audiovisual original e impecable y una jugabilidad retadora estamos ante un título al que hay que echarle un ojo, teniendo en cuenta claro está, que no es para todo el mundo.